En el ámbito de la investigación recientemente ha tomado fuerza una nueva modalidad de actividad física que podría generar mejoras significativas en la salud sin necesidad de un esfuerzo extenuante, señala Tom Brownlee, profesor de la Universidad de Birmingham, en un artículo publicado por The Conversation.
Se trata de la 'zona cero', que consiste en realizar acciones cotidianas de manera ligera, como caminar lentamente o cuidar el jardín, que permitan mantener la frecuencia cardíaca por debajo de la denominada 'zona 1' del entrenamiento intenso.
Beneficios inesperados
Las rutinas de ejercicios de alta intensidad pueden resultar imposibles para las personas mayores, con problemas de salud o que se recuperan de una lesión. Sin embargo, la zona cero podría representar una alternativa para empezar a ejercitarse.
Según Brownlee, algunos estudios han demostrado que los movimientos mínimos pueden activar la circulación, controlar los niveles de glucosa en sangre e influir positivamente en el estado de ánimo. Asimismo, comenta que el "poder silencioso" de la zona cero puede servir de complemento a rutinas más intensas, ya que facilita la recuperación del cuerpo de los atletas.
Otro de los beneficios de la zona cero que destaca el experto es que contribuye en la constancia para hacer ejercicio, puesto que las actividades que propone son más fáciles de sostener. Con el tiempo, sus ventajas, como dormir mejor y reducir el riesgo de enfermedades, se van acumulando.
Aunque no reemplaza al ejercicio vigoroso para aquellos que buscan mejorar su rendimiento deportivo, la zona cero ofrece una alternativa accesible frente al sedentarismo. De acuerdo con Brownlee, incorporar movimientos ligeros en la vida diaria puede favorecer en el desarrollo de "hábitos duraderos", además de ayudar a conectarnos con nuestro cuerpo.
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